La Madre Marcelina
consideró el silencio como uno de los
elementos esenciales para vivir en
actitud de oración, de servicio a los demás, de escucha a Dios en lo profundo de su ser.En sus apuntes
personales encontramos esta frase de la Sagrada Escritura: “Llevaré el alma a
la soledad y le hablaré al corazón” la vivió
a plenitud y aconsejó a sus
hermanas.Define el Silencio
como: “No es solo no hablar, sino, callar, cuando es más perfecto no hablar”.
Destaca las siguientes reflexiones:
1º. Si queremos ser fuertes, aprendamos a callar. Todo es
debilidad y la única grandeza es la ciencia del silencio.
2º. Cuando los labios callan, el alma vela.
3º. Si quieres ser un alma interior, es decir, estar unida, o unido
a Dios es necesario guardar silencio.4º. Al levantarse, ofrezca a Jesús, el silencio que debe guardar y procure renovar éste ofrecimiento durante el día.
5º. Para saber hablar, se debe escoger lo necesario de lo superfluo
7º. Cuando vaya a visitar un enfermo o enferma, hágalo con espíritu de caridad y háblale sólo de aquello que le lleve a acogerse a la voluntad de Dios y a ofrecer sus dolores por la redención del mundo como lo hizo Jesús.
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